Decidme cómo es un árbol.
Al mundo le confiesas, Marcos Ana,
que olvidaste de un árbol sus colores
y el árbol eras tú, con tus clamores
despertando a la luna, luz hermana.
Un árbol cuya sombra capitana,
forjada entre esperanzas y dolores,
logró con sus raíces los amores
del que iban a matar cada mañana.
La raíz es a veces tan fecunda
que no se puede ver por lo profunda.
Sin embargo en tu libro es clara y llana.
Plenitud de emoción y de ternura,
de talento y feliz literatura.
¡Qué orgullo es ser tu amigo, Marcos Ana!
Salvador Arias
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1 comentario:
Es muy ciero!
La raíz es tan fecunda y válida que perdura a través de los tiempos..!
Su profundidad trasciende!
Y surge embebida de luz, de talento , de calidez ... de emoción y de ternura
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