“Hasta los comportamientos más humanos
acaban por mecanizarse”
Le dijo el poeta al poeta.
Y entre ellos la muerte amordazada,
matriculados en versos equidistantes
a los suicidios se remitió uno
a la vida de otros se dedicó el otro
a ingerir en los armazones ajenos.
En esa entrevista surgieron meridianos,
escalas en las ocasiones y en los flexos.
En una casa junto al mar, llena de botellas vacías.
Pablo a Marcos, muerto a vivo,
se reconocieron en un tacto libre
Pablo a Marcos, en una memoria de abstracciones,
le dijo: “qué pena no tener un magnetofón”
Todo se ha escrito, tranquilo, Don Pablo, en la poesía botánica del
antropófago fuego que se sacudían a la limón,
en un sitio sin persecuciones, ahí se fueron.
De una podredumbre exquisita
A un resquicio silencioso,
Ahí cantaron juntos, muerto a vivo,
Ahí sentados, en una casa junto al mar.
Francisco José Lifante Martínez
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domingo, 13 de septiembre de 2009
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